El amor pasa y a veces, sólo a veces tenemos la oportunidad de ser nosotros los que lo viven. Mi ajetreado camino ha tenido lugar para fugaces romances, aunque confieso que al final han resultado ser más amistad que cualquier otra cosa, o bien rotundos fracasos con lecciones aprendidas (espero). El corazón está hecho de frágil materia, pero es flexible y consistente, es valiente y por más que lo rompas tiene la posibilidad asombrosa de volver a latir y a enamorarse y a querer. Mi corazón es además buen amigo y ha sabido ser paciente y tolerante ante las agresiones que la vida le ha propinado.
El amor no pasa siempre, pero tampoco es sólo un cuento de hadas, es tan real como la sólida tierra que estás pisando en este instante. Mi consejo es que sean pacientes, que respiren profundo y le den la oportunidad de florecer. No menosprecien el amor, no lo vendan, no lo cambien, no lo olviden, no lo boten en el cajón de los calcetines. Y estén atentos porque el amor pasa pero a veces pasa de prisa. Cuiden el amor y cuando lo tengan guarden un poco en un frasco para usarlo en caso de emergencias.
El amor sucede, esa es la verdad...
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